lunes, 27 de diciembre de 2010

José María Memet

El Poeta de la Aldea 

El niño vio que una montaña
nacía en su mano,
apretó, apretó,
para impedir
que esta creciera;
pero mientras más cerraba
el puño, veía con sorpresa
que entre dedos
los árboles surgían a la luz.
Abrió entonces la mano
y al hacerlo, escuchó
como corría por su palma
un claro arroyo,
a los pájaros
que en los nidos conversaban.
En la aldea lo obligaron
a marcharse:
¡ que era un brujo,
que era el diablo !, le dijeron. 
Desde entonces vaga solo
en todas partes
y el mundo es un pequeño pueblo
en su memoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario