No basta que la niebla ciegue la sien
en la sombra
podría pulsar aún
podría pulsar aún
bajo el rocío,
no basta que nuestras yemas revienten
de tensión
desconociendo nuestra naturaleza
y se vuelque todo
como leche de unos pechos muertos,
machacar las córneas para ver si pensamos
más,
la revelación de una estrella
su signo de luz
iluminó peces profundos,
quizás halle la piedra escrita
bajo una escama negra,
vigile millones de años
la sabia estación construida,
el pilar antisísmico de la usura
sea vértebra que se doblegue
al frío
y la mueca indiferente
del estúpido
no nos haga repetir su farfullo
ni el vaniloquio de moda
arrase lo que nos alienta.
Necesito vomitar esta hora
mi cuerpo ha temblado
mis palabras han salido
de los dioses perdidos,
de los dioses perdidos,
nuestros sueños han llorado
sus lágrimas de humo.
Quiero tener el dolor, si éste dolor
no romperá el escalón firme,
que al limpiar mis párpados la mirada
al frente
sea nítida
ver que no nos hemos muerto
ni nos han matado
los feroces animales que
los feroces animales que
deambulan
entre tiernas manos y besos
y las noblezas
que todavía no se extinguen.
que todavía no se extinguen.
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