domingo, 7 de noviembre de 2010

Como un fantasma

No hay caso recordar
tanto,
sin embargo,


voy sintiendo que se escarcha
una  sanguijuela en mi cerebro,

ese ímpetu de correr tormentos
con astucia,

ese atávico resquemor de la desdicha,

si fuera un verdor dulce
que vaticina la ida al sur 
con los sueños

y augurios 
de que la vida volaba hacia
el paraíso,
antes de interrumpirla
en mi adolescencia 
                      con los gritos fuera
de mi casa,

gritos de mujer,
de brazos maniatados,

impetuosos rompiendo hacia los patios
ensangrentando  su ira candorosa.

Yo recuerdo el abismante ideal hacia
los futuros verdaderos de la verdad cierta
y pura 
                     de ser humano digno.

Todo se quedó en las vísceras, todo
lo absorbió el intestino,

todo se evacuó
para florecer, 
dormido
en la tierra
largos años,

y ahora,
todo 
me sorprende,
como un fantasma,
errante
               y desorientado. 

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