sábado, 4 de diciembre de 2010

Jorge Torres (1948 -2001 ) poeta - Valdivia (Chile)


  Mi situación es buena
          pero todo pertenece al futuro


Ëpoca que no encontró un dócil lenguaje,   que no hizo caminos al andar, pues las cabezas volaron sin voltear  para comprobarlo.  Entonces,  los sueños  se quedaron detenidos por el puñete en la frente ,    y al despertar nadie sabía  donde estaba el paradero de  micros. El festín parlante y seguir enteros en el neblinoso compás para no morir,y otros alcanzaron la nueva academia de silencios, de pausas, de  escondidos gritos y silenciosas cuchillas invisibles y veleidosas, para seguir vivos aquí o en cualquier lugar del mundo.
Nuevos glifos difíciles pretextos de la poesía, prosaicas posturas del espíritu,
motivos rupturistas, sencillas veredas y estremecedoras botas fueron el clima,
y leif motiv lo descifraría el interesado.

Leer al poeta Jorge Torres es avizorar  el fin natural de todos, autor como otros que publicaron en dictadura, sin remedio, sin castigo no más que el dolor, y comprender la retenida poesía de aquellos años, y su repercusión actual.
El habeas corpus, cuerpo, lugar y significado para romper en gritos.  Recurso de Amparo, libro autoeditado en 1975, publicado en el  período más terrorífico de aquellos años.


Ana Rosa Bustamante M.




STATUS DE NÁUFRAGO



Cuando víctimas todos del mismo naufragio
Vosotros,
los que moristeis de muerte total
Vosotros,
Contumaces
ya no sois más mis compañeros deste juego.

Bien lo sabíais;
            tratábase de una cuestión de palabras
(y de su fe irrenunciables en ellas).
            Eso sí,
de mixtura y proporción exacta.
Ustedes,
los ufanos verborreicos
no bastáronles el desangre de esos días
en que campeaba la anemia
tanto y tan perniciosa.
Desatendísteis las palabras que importaban
dándoos con gula al festín parlante.
(Dilema de facultativos el atender
las veleidades de la semiología).

Recordaréis a las blancas susurrantes diciéndoos:
       ¡No le escuchéis!
                      ¡Haced oídos sordos!
Guardia de mi propia vigilia
que es donde mora mi cordura
y este desvarío mío se consuela,
os dije:
   ¡Utilizad las palabras adecuadas!
          ¡No os desgastéis en las vacuas!
                   ¡Utilizad las palabras pertinentes!

Pero, nada.
Bien sabíais que no se trataba de exorcismos ni taumaturgias.
Sólo alimentar el verbo.
SIMPLEMENTE ALIMENTAR EL VERBO.

Se explicarán ahora mis frecuentes ataques de mudez,
una cierta lentitud en el hablar:
                Buscaba la precisión del adjetivo.
                La conjugación cabal.

Y ahora,
que ya no sois más mis compañeros deste juego
junto a tácita convicción
   yazgo
distrayéndome en nuevos ocios,
mementando vuestras vocinglerías:

          YO
el dialítico
    el dialéctico
especulando qué hacer
para cuando la barca de Caronte zozobre y
aferrado a la mísera condición destas palabras,
mantener el exiguo
   status de náufrago
para, socorrido por las potestades, tener
libre acceso a la vastedad de todas esas playas.

1 comentario:

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