Hay poco queso dicen mis hijas,
somos pobres,
somos pobres,
y ven “los ochenta” en la televisión,
el tubo fluorescente está malo,
oscura la cocina,
como mi casa en los setenta,
cuando nadie tuvo calor en la tiniebla
y los libros se escondían en las murallas.
No leí esto que escribo,
pues la sangre hiede y mancha,
los peces ondean en el océano
a pesar de los agujeros que les hicieron
las piedras,
nadie me contó,
ni lo leí,
ni lo leí,
cuando supe que las alas negras
del viento,
venían cayendo.
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